Dos padres por desigual (2017)

Póster: Hace mucho que te quiero
Título original: | Il y a longtemps que je t’aime |
Director: | Philippe Claudel |
Guionista: | Philippe Claudel |
Intérpretes: | Kristin Scott Thomas |
Elsa Zylberstein | |
Serge Hazanavicius | |
Laurent Grévill | |
Frédéric Pierrot | |
Claire Johnston | |
Productor: | Yves Marmion |
Fotografía: | Jérôme Alméras |
Música: | Jean-Louis Aubert |
Montaje: | Virginie Bruant |
Nacionalidad: | Francia |
Alemania | |
Año: | 2.008 |
Duración: | 115 minutos |
Edad: | 13 años |
Género: | Drama |
Distribuidora: | Golem Distribución, S. L. |
Estreno: | 29-08-2.008 |
Página WEB: | Web Oficial de la película en España |
Web Oficial de la distribuidora en España |
Sinopsis:
Juliette sale de la cárcel quince años después de haber matado a su hijo de seis. Su hermana Léa, con quien no ha tenido ningún contacto durante ese tiempo, decide acogerla en su casa. Al principio, Juliette parece distante y ensimismada.
Calificación:
Crítica: | 7,508 |
Vizcaya: | 6,315 |
España: | |
Rugoleor: | |
Espectadores: | 92.715 |
Recaudación: | 533.249,00 € |
Crítica:
09.09.2008 – JOSU EGUREN
Camino de redención
Si en nuestro país el terreno abonado para los debuts cinematográficos suele ser el del drama social o el de la comedia ligera y sin gracia, en Francia los primerizos parecen tener un fijación enfermiza por abordar sus operas primas desde la perspectiva del melodrama. Es el caso de Philippe Claudel, un escritor y guionista que se sigue manteniendo fiel a una tradición casi centenaria. Encabezando los títulos de crédito de la que ha terminado siendo una adaptación al cine de su propia novela, Claudel coloca a la actriz británica Kristin Scott Thomas para ponernos en el centro de una historia que gira alrededor de dos temas en los que hunde las raíces de su dramaturgia: la redención y la culpa. Como consecuencia del planteamiento dramático al que se ve abocado Claudel en su intento por poner en imágenes los dilemas morales que afectan a la protagonista de su novela, “Hace mucho que te quiero” deviene en un filme que ensaya todas las formas posibles de retratar a un personaje. El celo con el que el personaje interpretado por Scott Thomas oculta al espectador los detalles referentes al suceso que la mantuvo privada de libertad durante más de 15 años, le sirve a Claudel para suscitar de manera artificial el interés por una historia que se alarga demasiado. No desvelaré los pormenores de la trama, pero sí me pregunto por qué el realizador francés se ha decido a poner en juego este tipo de artimañas.
Si olvidamos este 'pequeño' detalle, disfrutaremos de la complejidad de un personaje que trata de recuperar su identidad en un mundo que le resulta completamente ajeno y en el que se desenvuelve como un animal confuso y herido. Para superar con éxito los múltiples baches que se le presentan en este tortuoso camino, Scott Thomas (espléndida) se apoya en la figura de su hermana, con la que desempolva una intensa relación de amor fraterno capaz de despertar un torrente de emociones incluso en los corazones más aguerridos.
Crítica:
20.02.2009 – ANTON MERIKAETXEBARRIA
Hermanas de sangre
Pasó injustamente desapercibido en el momento de su estreno este sutil filme francés del escritor galo Philippe Claudel (“Les petites mécaniques”), centrado, en su debut como director, en la historia de dos hermanas después de que una de ellas pasara muchos años en la cárcel tras haber matado a su hijo. Drama de la vida cotidiana realizado con sobriedad sin caer en lo lacrimógeno, que evidencia el talento de un cineasta exigente, capaz de diseccionar los vínculos familiares, de sangre, con el escalpelo de su cámara sin grandilocuencias gratuitas ni efectismos pasados de moda. Filme intimista, por tanto, realzado por la contenida interpretación de Kristin Scott Thomas, una actriz de belleza endiablada, metida esta vez en la piel de un personaje peripatético.
Figuran también toda una serie de seres humanos marcados por la enfermedad, donde la memoria ocupa un lugar primordial en el desarrollo de la historia. La memoria y la redención, dos conceptos que se enroscan como serpientes a lo largo de este viaje inclemente hacia una noche sin fondo. Esa memoria, que a veces puede ser magnífica para olvidar, pero que a menudo recuerda lo que no se quiere.
Desolador drama el de esa mujer en busca de una razón para vivir, de un asidero al que aferrarse para ser capaz de redimirse, de aspirar a que nadie le cierre la cámara del perdón. Que es precisamente lo que lleva a cabo Philippe Claudel con esta película a contracorriente, extremadamente generosa desde un punto de vista estrictamente humano, que sobresale cien codos por encima de otros melodramas enmarcados en situaciones familiares llevadas al límite. Y sólo al final, a la hora de apretar el acelerador a fondo, el realizador se frena un poco con el fin de no herir susceptibilidades. Pero bien está lo conseguido, con tacto, con sensibilidad y valentía a la hora de abordar tan peliagudo asunto. Una película, en suma, que nos hace sentir la belleza del perdón.
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