Cuestión de honor (Gavin O’Connor, 2.008)
Póster: Cuestión de honor
Título original: | Pride and Glory |
Director: | Gavin O’Connor |
Guionistas: | Joe Carnahan |
Gavin O’Connor | |
Intérpretes: | Edward Norton |
Colin Farrell | |
Jon Voight | |
Noah Emmerich | |
Jennifer Ehle | |
John Ortiz | |
Productor: | Greg O’Connor |
Fotografía: | Declan Quinn |
Música: | Mark Isham |
Montaje: | Lisa Zeno Chrugin |
John Gilroy | |
Nacionalidad: | Estados Unidos |
Alemania | |
Año: | 2.008 |
Duración: | 130 minutos |
Género: | Thriller |
Distribuidora: | Tripictures, S. A. |
Estreno: | 01-01-2.009 |
Página WEB: | Web Oficial de la película en España |
Web Oficial de la distribuidora en España |
Sinopsis:
Ray Tierney investiga la muerte de cuatro policías, todos ex compañeros de Francis, su hermano, y Jimmy, su cuñado.
Calificación:
Crítica: | 6,508 |
Vizcaya: | 6,825 |
España: | |
Rugoleor: | |
Espectadores: | 448.131 |
Recaudación: | 2.722.073,76 € |
Crítica:
07.01.2009 – ANTON MERIKAETXEBARRIA
Manos sucias sobre la ciudad
No está tan logrado como “La noche es nuestra (2.007)”, del director James Gray, este otro 'thriller' de un realizador poco experimentado como es Gavin O'Connor, máximo responsable que fue de “Tumbleweeds”. En “Cuestión de honor” se trata de denunciar la corrupción imperante en un sector de la policía de Nueva York, los miembros de una familia de agentes de origen irlandés, representada por dos hermanos en trance de investigar la muerte de cuatro compañeros que les conducirá a un duro enfrentamiento por cuestiones de honor y de ética profesional. Peliagudo asunto, tratado por su realizador sin apretar el acelerador a fondo.
De ahí que la película no termine de culminar las expectativas esbozadas por la trama, donde el abuso de poder y la obediencia ciega a las instituciones ocupan asimismo un lugar destacado en el desarrollo argumental. Quien mucho abarca poco aprieta, afirma el refrán castizo; pues bien, algo de todo ello le ha ocurrido al director de la película, que juega consciente, eso sí, con la baza de Edward Norton, actor consumado donde los haya, porque el irregular Colin Farrell queda un poco en segundo plano.
La presencia de policías depravados es frecuente en el mundo del cine, en títulos que están en la memoria de todos. En ese sentido, no voy a pedir que surjan todos los días seres como el Hank Quinlan de Orson Welles, en “Sed de mal (1.958)”, un personaje corrupto y brutal pero con una rendija por la que penetraba sedosa nuestra simpatía. Me refiero a que una rigurosa ambigüedad suele dar con frecuencia mejores resultados -al menos desde un punto de vista estrictamente cinematográfico- que la brocha gorda empleada en tantos filmes comercialoides. Así, “Cuestión de honor” intenta describir los violentos acontecimientos con una cierta objetividad que redunda en perjuicio para su resultado final.
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